viernes, 28 de noviembre de 2008

EVANGELIO Y VIDA


I Domingo de Adviento


30 de noviembre de 2008


EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 13, 33-37


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Mirad, vigilad: pues no sabéis cuando es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejo su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!
Palabra del Señor.

Este domingo comenzamos un nuevo año litúrgico que se inicia, como siempre, con el Adviento. Es un tiempo para preparar el Nacimiento de Jesús en nuestros corazones. El pasaje del evangelio de, a partir de una comparación sacada de la vida cotidiana, invita a estar despiertos y atentos.

Los discípulos de Jesús tienen que estar atentos y preparados siempre. Se trata de una advertencia que sigue siendo actual para todos nosotros: ¡Velad! ¡Estad preparados! Este velad y vigilad va a ser el lema de este tiempo litúrgico. El Adviento recuerda y celebra las venidas de Cristo: ha venido, viene y vendrá. No es extraño que la primera recomendación sea la de estar en vela. Este vigilad de cada Adviento nos viene muy bien para salir de la rutina y aprovisionarnos de ilusión y ganas de cambiar. Porque sino estamos alerta, poco a poco se acaba la luz del evangelio y empezamos a vivir en la noche como si no hubiera venido Cristo. Pero él no solamente vino, sino que viene y vendrá. Y nos encomendó una tarea: construir el Reino de Dios. Las lecturas bíblicas en este tiempo nos hablarán de signos a los que debemos estar atentos para prepararnos a su venida.

En estos difíciles tiempos de crisis que atravesamos tenemos todo la tarea de ser apóstoles de la esperanza.

VEN SEÑOR JESÚS

Ven, Señor Jesús, pero no sólo de visita, ven y quédate con nosotros.
Ven, Señor Jesús, y acércate a nosotros. No te repugnen nuestras dolencias.
Ven, Señor Jesús, y cura nuestros males.
Ven, Señor Jesús, y comulga con nosotros.
Ven, Señor Jesús, alienta desde dentro nuestras vidas.
Ven, Señor Jesús a todas la cárceles y llénanos de paz y libertad.

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